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¡TENGAN PARA QUE APRENDAN! POR MARIAELENA HOYO

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¡TENGAN PARA QUE APRENDAN!

 Por Marielena Hoyo Bastien

 Un recuerdo de corazón para don Héctor Martínez Serrano,

que con su voz siempre acarició mi corazón manteniendo no

solo empatía con mi labor oficial, sino hasta ya muchos años 

después de terminar mi trabajo al frente del Zoológico de 

Chapultepec, siempre teniéndome presente y como referencia 

en el tema animales no humanos. Hombre bueno, buenísimo 

y de enorme corazón y decencia, que de seguro por eso y 

más, ha de gozar desde el pasado 9 de mayo la vida eterna a 

la derecha del Padre. 

Descripción: Imagen integrada

DON HÉCTOR MARTÍNEZ SERRANO, QPD 

Nada me puede tener más contenta que el aprecio, pero sobre todo la revaloración de los perros de servicio que especialmente sobrevino en México tras la aparición de la carismática FRIDA, elemento de la Marina que junto a varios de sus compañeros y canlegas lució sus habilidades durante el fatídico 19S-17, logrando llamar la atención de propios y extraños que reestimaron su coexistencia tras constatar el desempeño, valor y entrega incansable durante la búsqueda y rescate de personas vivas sepultadas o cadáveres. Fue a la sazón de ese evento que se entendió a estas criaturas más allá de su acostumbrada utilidad como animales de compañía o de guardia y protección, razón también por la que hemos visto surgir asombrosas perronalidades trabajando para, por y con el ser humano en muy diversos campos, sumando simpatías. Tal es el caso ahora de un perrito Pug llamado HARLEY EL TUERTO (porque perdió la función de un ojito, y tal vez también, por relacionar el nombre con el de Harry El Sucio, personaje que en los 70s interpretara Clint Eastwood), que convertido ya en toda una estrella de las redes sociales y por ello alcanzando admiradores desde varias partes del mundo, a sus apenas 3 años de edad está convertido en todo un terapeuta, sí, en EL SANADOR DE ESPÍRITUS Y CORAZONES ROTOS del Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, en CDMX, donde muchos de los profesionales de la salud se encuentran padeciendo el Síndrome de Burnout que los aniquila física, mental y emocionalmente a partir de estar dedicados de tiempo completo a combatir la Covid-19, disponiendo apenas de minutos de descanso para controlar ese inmenso desgaste que ni siquiera pueden desahogar con un abrazo humano, por lo que HARLEY viene a representarles un oasis. Equipado con bata, botines y careta sanitarios interactúa con quien lo necesite, dejándose tranquilamente cargar y acariciar, acciones indispensables para que médicos, enfermeras y demás trabajadores del área puedan sentir que reviven, pero…

Realmente el título de esta colaboración -frase socarronamente recurrida por el presidente López Obrador– no obedece al tema abordado líneas arriba, sino a que tenemos una nueva amenaza con otro bicho, esta vez volador pero al igual de origen asiático, que ya fue detectado en la frontera norte de los EUA. Me refiero al avispón gigante asiático (Vespa mandarinia), bellísimo por cierto, pero como así sumamente agresivo con las abejitas productoras de miel a las que gusta descabezar, convirtiéndose en una seria amenaza para las colmenas, especialmente las naturales, solo que… sin contar con que se está metiendo con una especie que además de tener mente y disciplina únicas, sabe de estrategias de sobrevivencia y las pone en práctica según la necesidad, como está siendo con esta avispa gigante a la que pueden eliminar simplemente con harto calor. ¿Cómo? Verán qué maravilla. ¡Sólo la Naturaleza!

Y es que se pudo documentar y filmar la estrategia que las abejitas de una colmena natural utilizaron como arma secreta contra el avispón que se les coló a efecto de marcar su hogar con feromonas distintivas que informaran al resto de congéneres la ubicación, más una vez dentro, las dueñas del panal aguantaron lo más que pudieron hasta sentir al intruso seguro para una vez así, ¡zas!, caerle encima por cientos, pero curiosamente no para matarlo a vil piquete sino para tatemarlo, sí, vibrando sus abdómenes al unísono hasta provocar un calor por encima de los 47 grados, por cuanto lo más que aguantaría el bicho ajeno serían los 46, logrando con ello, además, apagar el olor de comunicación que permitiera a otros avispones conocer dónde se encontraban. ¿Arroz? Si esto no es una maravilla no sé qué pueda entenderse como tal. Y mientras…

La inteligentísima humanidad sin entender la indecencia, imprudencia e inconveniencia de seguirse tragando todo lo que se mueva.

producciones_serengueti@yahoo.com